Lenguaje: Es un término que se usa en la lingüística moderna para
designar la facultad o capacidad únicamente humana que sirve fundamentalmente
para hacer posible el aprendizaje y dominio de una o más lenguas.
Para los lingüistas está claro que el lenguaje es único, es universal, es
igualitario en todos los seres humanos; y sólo sirve para aprender lenguas,
aprender primariamente a hablarlas y secundariamente a escribirlas. Todo el
mundo de modo natural aprende a hablar por lo menos su llamada lengua materna,
pero no todo el mundo aprende a escribirla y leerla porque esto requiere de una
actividad social adicional: regularmente ir a la escuela y recibir un
entrenamiento especial.
Por ser una facultad o capacidad, es algo totalmente abstracto y por lo
tanto no se habla ni se escribe. Lo que se habla y se escribe es la lengua.
La mímica tampoco es un lenguaje, sino un sistema de comunicación paralelo a la lengua aunque muy diferente y mucho más limitado. La afirmación tradicional que postula varias clases de "lenguajes": culto, vulgar, literario, científico, técnico, coloquial, sencillo, político, filosófico, infantil, campesino, florido, popular, obsceno, prosaico, cervantino, llano, etc., se sale del campo de la ciencia y se introduce en la pura literatura, que es un arte y no una ciencia.
La mímica tampoco es un lenguaje, sino un sistema de comunicación paralelo a la lengua aunque muy diferente y mucho más limitado. La afirmación tradicional que postula varias clases de "lenguajes": culto, vulgar, literario, científico, técnico, coloquial, sencillo, político, filosófico, infantil, campesino, florido, popular, obsceno, prosaico, cervantino, llano, etc., se sale del campo de la ciencia y se introduce en la pura literatura, que es un arte y no una ciencia.
Lengua:
Es un sistema de comunicación social doblemente articulado. No es el único sistema
de comunicación que usa el ser humano, pero sí es un sistema de comunicación único
porque ningún otro sistema de comunicación posee la característica de la “doble
articulación”. Un sistema de comunicación es doblemente articulado cuando sus
unidades significativas se articulas o se combinan entre sí (primera
articulación) y cuando a su vez estas unidades significativas son susceptibles
de ser analizadas en unidades más pequeñas, no significativas, que tienen la característica
de ser distintivas y sucesivas (segunda articulación). La primera articulación son
los morfemas o monemas (siempre unidades significativas mínimas) y las unidades
de las segunda articulación se llaman fonemas (siempre son unidades mínimas no
significativas). Aunque el morfema y fonema son dos unidades diferentes, son características
distintas, sucede en muchos casos que un morfema puede ser expresado solo a
través de un fonema. Es decir, los morfemas regularmente están formados por dos
o más fonemas, pero hay muchos casos en los cuales los morfemas constan de un
solo fonema. Ejemplos: Enseñanza (dos morfemas con más de un fonema cada uno);
a-diner-a-d-o (cinco morfemas: uno “diner” con más de un fonema, y los demás
con un solo fonema).
El
habla: En la lingüística moderna, el habla es entendida como la “realización o actualización
concreta e individual de la lengua, del sistema lingüístico”. Realizar o
actualizar la lengua significa usar sus unidades y sus estructuras con fines significativos
y con fines comunicativos. Aunque tradicionalmente se ha entendido que “hablar”
se limita a pronunciar o articular sonidos de una lengua dada, es decir, a la
comunicación oral, el sentido técnico de “hablar” se entiende como la ejecución
de los dos actos que sirven para manifestar o expresar la lengua: lo oral (lo fonético,
la pronunciación) y lo escrito. La lengua es un código compuesto por unidades y
estructuras que sólo se usan cuando se “hablan”, es decir, cuando esas unidades
y estructuras son combinadas o articulada para producir el discurso, que puede
ser oral o escrito. Cuando una lengua deja de “hablarse”, sencillamente
desaparece; deja de existir como sistema de comunicación vigente. Eso fue lo
que ocurrió con el griego y el latín clásicos: dejaron de “hablarse” y
desaparecieron. Eso sucedió también con el dálmata, una lengua hermana del
español, que dejó de “hablarse” y desapareció.
González Tapia, Carlisle (2007). Otro texto sobre lengua
española básica. Ediciones Tapia, S. A. Tercera Edición, Santo Domingo, República
Dominicana.
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