Estos
son los tres niveles o planos de estudio para jerarquizar las informaciones: La
superestructura esquemática, que es
la estructura global que caracteriza el tipo de texto, es independiente del
contenido y se refiere más a la forma del texto; la macroestructura semántica, que es el contenido general o global
del texto o discurso, se refiere al sentido del mismo como un todo y se
conforma a través de macroproposiciones; finalmente, la microestructura textual, que se refiere al nivel de base del texto
concreto y se refiere más que a nada a la coherencia y cohesión que se
establecen en las oraciones como unidades.
Si podemos construir una
macroestructura con las ideas individuales o microestructuras y estas tienen una secuencia adecuada,
entonces esta coherencia nos permitirá hacer una macroestructura que estaría
adecuada para servir como fundamento de la superestructura del texto. Todo con
el objetivo de que el texto tenga sentido al momento de leerlo.
Aunque en un texto una
macroestructura es el contenido general o global del texto, en otro texto puede
ser que sea una microestructura; lo que da a entender que macroestructura es un
término relativo. En conclusión, vamos a entender que una macroeestructura se
puede referir a la estructura global, y también se le llamará así a otras
estructuras inferiores; que serán macroestructuras en sí, pero microestructuras
de la estructura global.
Esto da a entender que al momento
producir un texto hay que tener pendientes varias reglas en su estructura, con
las condiciones fundamentales de coherencia y cohesión desde la
microestructura, pasando por la macroestructura y terminando con la
superestructura, que es la forma global que caracteriza el tipo de texto y las
relaciones jerárquicas entre sus párrafos.
En el proceso educativo de Lengua
Española debemos presentar a los estudiantes esta relación fundamental entre
las micro, macro y superestructuras del texto. Esto se puede aplicar utilizando
estrategias que trabajen desde lo más simple hasta lo más general, desde la
micro hasta la superestructura; y tomando textos completos para analizar su
estructura.
Al escribir o al leer debemos tener
pendiente la proyección semántica, que es la relación entre las proposiciones
de la macro y la microestructa; la coherencia de estas nos permitirá determinar
el tema de un texto. Para que un
texto tenga sentido debe determinarse cuál es el tema que se presenta, teniendo
claro que el tema de un texto es lo mismo que una macroestructura. También es
fundamental que tomemos en cuenta que cuando vayamos a enseñar a resumir
debemos explicar las macroreglas,
que son reglas de proyección semántica que permiten que al momento de reducir
un texto no se pierda el tema que presenta la macroestructura.
Las macroreglas dicen que toda
información de poca importancia y no esencial puede ser omitida (suprimir); se puede omitir cierta cantidad de información, pero aquí, la
relación entre las series de proposiciones se da más claramente. Aquí la
información omitida puede recuperarse de manera reducida (seleccionar); se debe omitir las informaciones y proposiciones
esenciales, sustituyéndolas por otra (generalizar);
y con las nuevas proposiciones se forma un concepto más general o global (construir).
Según Van Dijk (1980) “Un discurso
no tiene un solo tema o asunto, sino posiblemente una secuencia de temas o
asunto que se expresan también en un resumen del discurso”.
En la práctica, los usuarios de la
lengua no aplicarán la regla de la misma manera. Cada lector u oyente
encontrará pertinentes diferentes aspectos del mismo texto, según los
intereses, deseos, conocimientos, normas y valores del usuario.
De lo que hablamos sobre las
estructuras se puede ver reflejado en los periódicos, pues generalmente
presentan la misma estructura esquemática por razones cognitivas, porque organizan el proceso de lectura, comprensión y reproducción del discurso.
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