Muchas veces se duda en la
utilización de estas formas locativas, aunque su uso es sencillo si se conocen
e identifican claramente sus elementos, sus funciones, equivalencias y
significados.
Además de las diferencias
fonológicas y semánticas existentes entre estas formas (a donde y adonde son
átonas y enunciativas, mientras que a dónde y adónde son tónicas e
interrogativas o exclamativas), son varias las distinciones que desde una
perspectiva gramatical pueden establecerse entre ellas.
En la Ortografía de la lengua
española se explica claramente su uso:
Adónde, a dónde: el adverbio
interrogativo o exclamativo dónde indica lugar, y cuando va precedido de la
preposición a expresa la idea de dirección o destino. Ambas grafías, adónde y a
dónde, son válidas y se pueden usar de forma indistinta:
«¿A dónde vamos?» (Edwards,
Anfitrión [Chile 1987]).
«¿Adónde te llevan?» (Mastretta,
Vida [México 1990]).
«Ustedes, los jóvenes, creen que
no debe haber normas. ¡Muy bien! ¡Estupendo! ¡Extraordinario! ¡A dónde iremos a
parar!» (Guzmán, Llanto [España 1982]).
«¡Adónde hubieran llegado otros
con mis oportunidades!» (T. Ballester, Filomeno [España 1988]).
Adonde, a donde: este adverbio
relativo de lugar, simpre átono, procede de la combinación del adverbio donde y
la preposición a. Ambas grafías son correctas y se usan de forma indistinta,
esté presente o no su antecedente, como muestran los siguientes ejemplos:
«Tú eres el único lugar a donde
quiero ir» ( Aguilar, Error [ México 1995]).
«Ella se ha situado en un lugar
adonde ni tú ni yo llegamos» (Contreras, Nadador [Chile 1995 ]).
«A él le había costado agonías y
odios llegar a donde estaba» (Martínez, Vuelo [Argentina 2002]).
«Se quedó con la idea de que su
respuesta iba a llegar adonde debía» (García Márquez, Amor [Colombia 1985 ]).
Estas formas solo pueden
emplearse con verbos de movimiento.
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