“Nada hay más útil que la literatura, porque ella nos enseña a interpretar la ideología y nos convierte en seres libres al demostrarnos que todo puede ser creado y destruido, que las palabras se ponen una detrás de la otra como los días en el calendario, que vivimos, en fin, en un simulacro, en una realidad edificada, como los humildes poemas o los grandes relatos, y que podemos transformarla a nuestro gusto, abriendo o cerrando una página, escogiendo el final que más nos convenga, sin humillarnos a verdades aceptadas con anterioridad. Porque nada existe con anterioridad, sólo el vacío, y todo empieza cuando el estilete, la pluma, el bolígrafo, las letras de la máquina o el ordenador se inclinan sobre la superficie de la piel o del papel para inaugurar así la realidad”.
(Luís García Montero ,1993)
El
valor educativo de las narraciones está fuera de toda discusión. Durante siglos
han constituido parte fundamental de las tradiciones nacionales y, por lo
mismo, han contribuido a formar su identidad cultural.
La
novela cuenta distintos relatos, que se relacionan con las experiencias de los
jóvenes. Ellos las pueden contextualizar, es decir, remitir a un contexto
conocido o a un marco que le sea más o menos familiar. De esta manera le pueden
tomar más valor, o darle la importancia que merece, al hacerla parte de sus
propias vidas.
De
repente podemos ver un desamor al contacto con la literatura a través de los
libros u otros medios. Por eso, cada día los maestros deben ir creando,
modificando, reelaborando metodologías para que los estudiantes incursionen en
la lectura de novelas, poemas, obras de
teatro, etc.
El
estudio de la literatura no debe ser olvidado, porque es un vehículo
de acceso único al poder de la lengua, al poder de apropiación de la realidad
que las habilidades lingüísticas confieren. Apropiarse del poder de la lengua,
decía Heidegger, es apropiarse
del más peligroso de los bienes. De aquel que tiene la facultad, la
capacidad, el poder, de crear la
misma posibilidad de peligro. La responsabilidad de los lectores
literarios consiste precisamente en cuidar que la capacidad de crear el peligro
a la que se refiere el filósofo alemán, el poder de hacer cosas con las palabras, sea
transmitida de forma efectiva a las nuevas generaciones de niños y jóvenes.
Esperamos que al acceder a estos
conocimientos podamos motivarnos a darle o a reconocer el valor de la
literatura en los jóvenes. Y nosotros como maestros podamos utilizar todas las
estrategias didácticas que permitan que esos estudiantes puedan recibir todos
los beneficios que trae en si la novela y demás géneros literarios.
¿Para qué enseñar literatura?
Según
Rafael Lapesa, citado por Pérez Patón (2009), en su Introducción a los estudios literarios inscribe el estudio de la Literatura entre los
estudios sobre las “bellas artes” y la define a partir de la concepción
aristotélica como “arte que tiene por instrumento expresivo la palabra”.
En definitiva, la literatura y su
didáctica buscan el placer estético del lector, además, entre otros, del
desarrollo lingüístico, social, intelectual, y nuestros conocimientos aumenten
por el contacto de los contextos transmitidos en ella.
La
literatura comunica bastante. Tiene la diferencia de que el mensaje es
transmitido de una forma especial, busca
atraer, se aparta de la rutina, de lo corriente, lo cotidiano y persigue la
expresión original, inédita, imprevisible, para causar sorpresa, emociones en
el lector.
Los
mensajes son connotativos, es decir, está repleto de términos que poseen una
serie de significados asociados que tienen la función de emocionar, de provocar
múltiples sugerencias en el lector. Sobre todo, las figuras o recursos
literarios caracterizan o adornan el texto, de tal modo que se convierta en más
bello y expresivo.
Los adolescentes deben acceder a la
literatura y nosotros los docentes debemos crear las condiciones para
insertarlos en tan bello arte.
La
novela, del género épico, es muy rica y
tiene varias particularidades que la diferencian de otros géneros. Entre otras características, trata varios
temas importantes, generalmente se refiere al pretérito, expresiones en prosa,
todo con la ficción que envuelve todo como una realidad subjetivada para salir
un poco de la realidad, a veces complicada, que vivimos.
A
través de la historia hemos visto que aparte de todo, la novela ha servido y
sirve para producir algunos cambios en la sociedad, para producir
transformaciones que afectan tanto a las clases altas como a las más bajas.
La literatura juvenil e
infantil, según Antonio Fillola, es un conjunto de producciones de signos artísticos literarios, de rasgos
comunes y compartidos con otras producciones de otros códigos semióticos a las
que tienen acceso en tempranas etapas de formación lingüística y cultura.
Debemos tomar en cuenta que
los intereses de los adolescentes son variados y abarcan, entre otros, aspectos
éticos, religiosos, artísticos, musicales, familiares y sociales. En este
momento se dan crisis de independencia, tan relacionadas con el carácter del
adolescente, y aumenta la aposición al mundo adulto, a sus padres y educadores
específicamente, porque el muchacho y la
muchacha necesitan afianzar su personalidad y lo hacen de una manera radical,
tajante, pasional y extremista casi siempre; sin embargo la relación de amistad
se convierte en unos de los pilares básicos.
Por
tales razones, en la actualidad son muchos los escritores y escritoras que
orientan sus talentos en plasmar historias dedicadas a los jóvenes, al público
adolescente y que demuestran un buen conocimiento y comprensión de sus
problemas y emociones. Todos sabemos que en la adolescencia el joven va desarrollando
paulatinamente su inteligencia y capacidades. Ahí es que la literatura es
protagonista, pues puede acompañarlo en esos años de cambios físicos y
emocionales y la labor en ese momento de la literatura es mostrarle caminos y
valores que pueda seguir. Cabe destacar que en algunas ocasiones puede creerse
la literatura infantil y juvenil como una clase de subgénero literario y eso no
es cierto, puesto seria menospreciar la profesionalidad de un buen grupo de
autores que han decidido cultivar la literatura que estamos comentando ahora
mismo.
Sin
lugar a dudas, la literatura juvenil puede cubrir un trecho en el camino del
joven y le invita a ampliar sus puntos de vista y sus horizontes, a la vez, que
sirve a los adultos de recuerdo de ese mundo que algunos han olvidado y que
conviene tener en cuenta para comprender las actitudes y los extremos de los
adolescentes que tenemos en casa o en
clase. Por lo tanto la literatura juvenil debe ofrecer colecciones
acordes, donde el protagonista sea de la misma etapa, para saber los valores
que se deben proyectar, ayudando al joven a través de los personajes, para
orientarlo, hacer que vaya asumiendo su yo y que se integre en su entorno y a
valorarse así mismo.
En el caso de la novela,
podemos encontrar algunas destinadas al público juvenil, las siguientes: Novela
de la vida real, representada por Jordi López; novela histórica, representada
por Concha López Narváez, Montserrat del Amo y José Ma. Merino; novela de
ciencia ficción, cultivada por Jordi Sierra y Fabra; novela fantástica, escrita
con maestría por Pilar Mateos y Joan Manuel Gisbert; y la novela de detectives,
representada por Andreu Martin y Jaume
La literatura para jóvenes
es una literatura abierta, en perpetua evolución, que se proyecta hacia el
futuro, pero enlaza con el pasado, prueba de ellos son las novelas históricas a las que hemos aludido. Puesto
que son historias de iniciación en las que importa la capacidad del joven para
aprender, para superarse, para adaptarse, pero sin menospreciar sus propias
opiniones, sus puntos de partida, sean familiares o sociales. La literatura
juvenil es un puente levadizo entre jóvenes y los que ya no lo son.
Esta
literatura aparece como uno de los temas más cuestionados, cosa que ocurre
también con la literatura infantil. En definitiva, se enfrenta en un arduo
problema de cómo orientarse a un receptor potencial, el joven o el adolescente,
que por definición es transitorio. Determinar el ¿cómo? Aplicar los temas y el
tratamiento de esos temas se debe contemplar de manera que sean recibidos
satisfactoriamente por el lector juvenil es, hoy por hoy, una cuestión a la que
creadores, editoriales y estudiosos del
tema dedican tiempo y esfuerzo, pero al que no han dado una solución definitiva.
¿Por qué la literatura en educación?
Anabel Ripoll, Saiz, Doctora en
filosofía y profesora de secundaria en Tarragona, España, expone en su artículo
titulado “El adolescente en la literatura juvenil actual”, que este periodo de
la vida capital de los seres humanos, se inicia en el sentido histórico y con
la necesidad de actuar, de tomar parte de los acontecimientos, de decidir el
rumbo de la propia vida. Aparecen en el sentido de la existencia (¿Quién soy?,
¿A dónde voy?.....) y se elaboran los sistemas de valores sobre los que se
cimentará la personalidad adulta”. Por eso es tan importante ofrecer apoyo que
favorezca la maduración, y es con la literatura que se puede cumplir con éxito
y eficacia parte de esta tarea.
La
literatura es un instrumento válido en la formación de los individuos porque se
proyecta sobre la problemática vital de todas las personas. Sirve para
transformar la realidad y, a la vez, es instrumento de goce y placer.
Con
la literatura se pueden conseguir unos objetivos:
a)
De conocimiento: proporcionando una serie de datos, informaciones, que pueden
contribuir al mejor conocimiento tanto de la historia cultural de una región,
un país, una nación, como al hecho histórico al que éstos se refieren.
b)
De desarrollo: el principal objetivo de toda enseñanza es formar al alumno/a
para que sea un hombre/mujer completo/a (desarrollo de su inteligencia y
personalidad) y la literatura se puede utilizar en la formación de su proyecto
vital. Ello en dos planos: en lo personal y en lo social, con los siguientes
fines:
b.1. Incrementar la capacidad de observación, reflexión,
análisis, crítica y comunicación para conseguir que el discente no sea un
autómata sino dueño de sí mismo,
b.2. Conocer para comprender mejor el
pensamiento ajeno y, así, ejercitar el suyo,
b.3. Transformar la sociedad: formar a través
de ellas ciudadanos responsables
b.4. Utilizar mejor el lenguaje, teniendo los
textos literarios como espejo en donde
mirarse. A través de la comprensión verbal y de la lectura, así como de la
expresión oral o escrita,
b.5. Proporcionar hábitos críticos sobre todo
con el comentario de textos,
b.6. Incrementar los hábitos sociales de
participación, libertad, aglutinación de fuerzas, respecto a los demás, etc.,
b.7. Interesar a los discentes por la lectura
partiendo de lo conocido hasta llegar a lo desconocido,
b.8. Iniciar en la escritura creativa a los
alumnos, es decir, en la manifestación de sus pensamientos y sentimientos para
desarrollar la capacidad creativa, y
b.9. fomentar
la capacidad de utilización del tiempo de ocio.
-Perfeccionar
el conocimiento y el uso del lenguaje, tomando los textos literarios como
modelos a partir de los cuales expresarse.
-Aumentar la capacidad de observación,
reflexión, análisis, crítica y comunicación.
-Reconocer por sus características un texto
dado.
-Utilizar la capacidad de improvisación,
espontaneidad y creatividad.
-Valorar el lenguaje literario como una fuente
inagotable de riqueza lingüística, y respetar las opiniones aducidas a través
de sus obras más representativas.
¿Cómo enseñar literatura en
jóvenes de 14 a 16 años?
Debemos buscar todos los métodos
necesarios para interesar la literatura, específicamente la novela, a jóvenes
de 14 a 16 años. El papel esencial del profesor de literatura debe ser
presentar a los alumnos otros flancos de la vida humana, otras ideas, como la
belleza, el idealismo, la satisfacción por la obra bien hecha, la solidaridad…
Estas
ideas transmitidas a través de un texto literario, pueden iniciar en el gusto
por la literatura a muchos alumnos. Por otro lado es necesario imprimir a la
Literatura un enfoque muy distinto al que tradicionalmente tenía: la
memorización de fechas, autores, obras. El objetivo esencial de una didáctica
moderna de la Literatura es que el alumno lea, comprenda y sea capaz de crear
literatura.
Algunos pasos o métodos importantes
para enseñar el género novela serían:
1. Orientar
a los estudiantes sobre la historia u origen de los movimientos literarios.
2. Hacer
comentarios atrayentes de algunos de los textos del movimiento tratado.
3. Comentar
sobre las formas expresivas, las técnicas lingüísticas, y demás.
Se
espera que al leer un texto los estudiantes puedan hacer este proceso:
·
Interpretar
supone acercar al texto las posibilidades de comprensión antes de someterlo a
un análisis riguroso.
·
Reflexionar
significa analizar, someter las unidades de la lengua aun estudio sistemático.
·
Valorar
significa hallar su importancia intrínseca y su importancia extrínseca.
·
Relacionar
implica descubrir afinidades y diferencias con otros textos, hallar analogías
en diferentes corrientes literarias.
Mientras
sea posible, debemos utilizar todas las metodologías que encontremos a mano,
especialmente aquellas que la mayoría de ellos disfruta.
Una
actividad que es un excelente medio para que los alumnos accedan a la
literatura es la realización de un periódico
escolar. Se trataría de un medio de comunicación hecho en la escuela por
los propios alumnos, bajo la orientación del profesor.
Es
innegable que la mayoría de jóvenes están involucrados con medios de
comunicación de masa que le ocupan mucho tiempo. Si logramos que por esas
tecnologías o medios, ellos puedan recibir las novelas literarias, sería un
éxito.
El cine. A veces el valor de una obra literaria
se advierte cuando se contempla alguna película basada en un guión que procede
de dicha obra literaria. Con frecuencia surge la comparación de los resultados.
Cuando
la adaptación cinematográfica ha sido buena, se puede hacer el estudio
comparativo, es más los profesores nos podemos valer de estas adaptaciones
cinematográficas e incorporarlas en nuestro banco de recursos. Hay ejemplos muy
significativos del cine español, títulos como La Celestina, El Lazarillo de
Tormes, Don Quijote de la Mancha, EL perro del Hortelano, La Colmena, son buenos ejemplos que reflejan
estupendamente la clave de obras clásicas, también El niño con el pijama de rayas
o Crepúsculo, son obras muy juveniles que nuestros alumnos han leído
comparado posteriormente con sus adaptaciones cinematográficas
correspondientes.
La radio. Era muy frecuente la
transmisión de radionovelas a las cuales
el público accedía, obviamente de manera auditiva, solo escuchada; sin embargo,
el desarrollo de la imaginación era impresionante.
La televisión. Aunque hoy día la
televisión no es la mejor referencia que se puede sugerir a un alumno, es
cierto que a través de ella también existen programas bastante ilustrativos y
culturales dedicados a las letras, concretamente a la lengua y la literatura.
Podemos encontrar en la programación televisiva algunos debates literarios,
presentación de obras literarias, etc.
A veces, hay jóvenes que no han
desarrollado el habito de la lectura de novelas; por lo tanto, debemos ir paso
a paso haciendo que se interesen en anécdotas, leyendas, cuentos, hasta mitos
que sean populares, contextuales a su realidad, y, cuando estén en pleno goce
narrativo podemos conquistarlos para que accedan a la lectura de novelas que
permitan ampliar la riqueza de conocimientos.
métodos y técnicas para
enseñar una novela o un cuento: “Cuando los estudiantes se
convierten en expertos en la lectura ellos cambian su atención de la tarea
básica de la lectura de palabras simples hacia el estudio del significado
literario de las novelas y de los cuentos. Al igual que con muchas lecciones,
hay más de una manera de enseñar estos temas a los alumnos. La combinación de
varios métodos podría ser un medio eficaz de alentar a tus alumnos para que se
involucren en los estudios literarios”.
Basado
en esta idea, propone algunos de esos métodos o estrategias:
Círculos literarios. Muchos maestros han cambiado el patrón de una clase
completa dedicada a la exploración de una novela por la práctica de crear
círculos literarios. En los círculos literarios, o círculos de literatura como
se les llama comúnmente, los estudiantes trabajan en grupos para estudiar los
libros, que son distintos según los gustos de los participantes.
Estudio independiente. En el estudio independiente, los estudiantes leen
novelas o cuentos de forma aislada. Esto se complementa llevando un diario para
reflexionar sobre su lectura o redactando un ensayo al final del libro para
expresar sus ideas sobre el texto.
Grupo de discusión. Un grupo de discusión es una forma común para estudiar
novelas y cuentos y que se asemeja al club de lectura tradicional. En este tipo
de estudio, los estudiantes leen una novela o un cuento con toda la clase, ya
sea leyendo en voz alta o en silencio por separado, entonces se conversa sobre
el trabajo respondiendo a preguntas de discusión o
explorando diferentes temas presentes en el texto. Los aportes del grupo
enriquecen a cada participante.
Estudio de los elementos literarios. En lugar de discutir el libro o el
cuento en su conjunto, los profesores pueden dividirlo en componentes haciendo
un completo estudio de los elementos literarios
con sus alumnos. En este tipo de estudio, los profesores discuten un elemento literario
a la vez con sus alumnos, pidiéndoles que reflexionen sobre el impacto de este
elemento dentro de la novela o el cuento.
Aunque algunos prefieren estudiar las novelas sin guías de análisis,
porque entienden que se limita la capacidad del estudiante; aquí presento una
que puede permitir el estudio de algunos aspectos técnicos, específicos, que
podemos encontrar en el texto:
Guía
de análisis del texto literario
1. Tipo
de titulo (literal o simbólico).
2. Bio-bibliografía
del autor.
3. Temas
principales y secundarios que trata la obra.
4. Argumentación.
5. Personajes
principales y secundarios con sus características.
6. Contexto
histórico y social.
7. Ambiente
psicológico.
8. Estructura
de la trama.
9. Modo
de expresión.
10. Tipo
de narrador.
11. Género
literario.
12. Figuras
literarias: polisíndeton, asíndeton, anáfora, reduplicación, epíteto,
prosopopeya, antítesis, paradoja, símil, ironía, hipérbole, concatenación,
imprecación, deprecación, hipérbaton, metonimia, entre otros.
13. Valores
y antivalores contenidos en el texto.
14. Vocabulario:
Búsqueda del significado de las nuevas palabras aprendidas.
15. Opinión
crítica.
CONCLUSIÓN
El tema presentado sobre el uso de la literatura para
jóvenes de 14 a 16 años: el caso de la novela, nos lleva a algunas
conclusiones. Debemos tener en cuenta que trabajar con esos adolescentes es
diferente a trabajar con niños o adultos. Es importante tomar en cuenta la edad
psicológica y la capacidad de comprensión real del lector. Además, realizar una
selección de títulos coherente con sus posibilidades y gustos reales.
Como los adolescentes de esa edad tienen
características tan particulares, debemos garantizar que haya gozo, disfrute,
para que en ese trayecto también ellos puedan dedicarse a la interpretación y a
la valoración te los textos. También es interesante crear las condiciones, el
ambiente, para que mientras vayan leyendo, puedan contar o compartir en el aula
las experiencias que han obtenido leyendo las asignaciones para sus edades.
Esto debe ser así, porque hablar de lo que se ha leído no sólo es útil ya que
obliga a focalizar y tomar partido por algún aspecto de lo leído, sino que es
necesario para afianzar la lectura por cuanto permite al adolescente compartir
su experiencia lectora.
A veces la realidad de la vida es tan dura que debemos
refugiarnos en la literatura para que podamos comprender a través de la
ficción, a través de las experiencias de vida de otros, muchas situaciones que
experimentamos, que en definitiva son cíclicas y las experimentamos todos.
Para
lograr una cultura lectora de literatura no hay recetas mágicas. Cada escuela,
en función de las características personales y culturales del alumnado y del
contexto social en que se inserta, debe inventar las estrategias más adecuadas
para crear en torno a ella una comunidad de lectores y de escritores, y para
persuadir a los estudiantes de que leer y escribir son actividades sociales y
no sólo tareas escolares. Para ello hay que insistir en la dimensión lúdica y
creativa de la lengua, así como en su uso social, y no sólo en su dimensión
académica.
BIBLIOGRAFÍA
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la literatura infantil y juvenil. Universidad del País Vasco, España.
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Revisado el 24-4-15, en (http://www.csi-csif.es/andalucia/modules/mod_ense/revista/pdf/Numero_21/MERCEDES_PEREZ_1.pdf. Granada, España).
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una novela o un cuento. Revisado el 24-4-15, en (http://www.ehowenespanol.com/metodos-tecnicas-ensenar-novela-cuento-info_190016/)
adolescentes. El otro día, hablando con una compañera de 16 años que se sienta a mi lado, me preguntó si había leído la saga 50 sombras de Grey. Cuando le dije que sí y le planteé la misma pregunta, me respondió que no porque su madre no le permitía leer la saga (y sin embargo, sí ha leído la trilogía de Los juegos conpeht.net/biografia-de-nam-joo-hyuk/
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